Discurso de María Isabel Rodríguez no Seminário Cebes

Leia o discurso, na íntegra, da Dra. María Isabel Rodríguez proferido no Seminário ”Democracia e Participação Popular como Base para a Construção do Modelo de Estado, Sociedade e Desenvolvimento“.

 

LA PROMOCION DE LA SALUD, LA EDUCACION PARA LA SALUD Y LA PARTICIPACION, COMO ELEMENTOS CRITICOS EN LA CONSTRUCCION DE UNA POLITICA DE SALUD
EL CASO DE EL SALVADOR

María Isabel Rodríguez

 

Señora Presidenta de CEBES, Licda. Ana María Costa y Directores del Centro Brasileiro de Estudios en Salud.
Distinguidos miembros de la Escuela Nacional de Salud Pública.
Queridos compañeros de la Fundación Oswaldo Cruz. Compañeros y compañeras de ALAMES y un saludo muy especial al querido compañero de siempre Hesio Cordeiro y a los hermanos y compañeros José Roberto Ferreira y Pablo Buss.

Es un verdadero regalo de la vida este encuentro con hermanos y compañeros de ideales, y doy gracias a todos los que han hecho posible esta extraordinaria oportunidad al cabo de una vida de unidad de pensamiento y acción empezado a construir hace algo más de cuatro décadas.

Desde que recibí la noticia que la Reunión de ALAMES se realizaría en San Salvador y más aun que se realizarían reuniones preparatorias en lugares legendarios en la construcción de la medicina social en Rio de Janeiro empecé a pensar cuán difícil seria seleccionar la temática a tratar tanto en cuanto a la valoración de los avances en el estado de los conocimientos sobre medicina social desarrollados en todo este largo periodo, la grave y compleja problemática del momento y como visualizar las propuestas para un futuro que se presenta no solo complejo sino difícil.

Por esto razón la temática general a tratar en El Salvador me pareció un tanto alejada de nuestra problemática concreta, pero poco a poco me fui acercando a ella. Aun no sabía que debía de trabajar en el tema propuesto por CEBES al que después de algunos días de reflexión fui sintiéndolo más cerca de lo que ha constituido uno de los uno de los objetos de estudio y de trabajo de nuestro último esfuerzo, la Reforma de salud de nuestro país, El Salvador.

Es así como ya no me sonó extraña la temática de ¨Democracia Popular como base para la construcción del modelo de Estado, Sociedad y Desarrollo¨.

De hecho, reflexionando con algunos sociólogos y salubristas de mi país llegue a ubicarme en algunas ideas básicas que creo podemos considerar como antecedentes históricos referidos particularmente a la participación popular, considerándola como un fenómeno del siglo XX y como desarrollo del principio de soberanía popular que reemplazó el concepto del antiguo régimen en donde la soberanía residía en el monarca quien era el soberano.

En el proyecto ilustrado se manejan dos concepciones fundamentales, la primera considera que son los sabios los que deben dirigir el Estado y garantizar que el beneficio del progreso llegara a la población. Esta idea domino la cultura en América Latina ya fueran gobiernos democráticos o autoritarios.

Mientras diversos círculos aspiraban a la construcción de gobiernos representativos y democráticos, pensando que la población no solo se beneficia del progreso sino que también eran sujetos activos y ´participativos del camino hacia el progreso. El desarrollo de esta idea fue defendida progresivamente en la mayoría de la nueva Latinoamérica.

La participación social, la promoción de la salud y la educación para la salud han sido expresiones fundamentales y elementos críticos en la construcción de las políticas de salud de los procesos en el contexto de la lucha del pueblo salvadoreño, antes, durante y siguiendo el conflicto armado.

La organización de las comunidades, la movilización y reinvindicaciones para una vida digna, fueron expresiones de las luchas campesinas en la década de los setenta, ellas dieron inicio a formas de organización que les permitió resolver en gran parte sus necesidades más elementales de alimentación, educación, seguridad y salud.

A principios de los años ochenta, cuando se inicia el conflicto armado salvadoreño, el gobierno de turno decide retirar todos los servicios básicos de las zonas conflictivas, dejándolas sin ninguna cobertura. Como consecuencia de este abandono, las comunidades se organizaron para resolver de manera colectiva sus necesidades básicas, creando dispensarios y pequeños puestos de salud, atendidos por promotores y promotoras de salud, quienes fueron capacitados por personal de salud, voluntario proveniente de grupos de solidaridad, de la Iglesia Católica y de la guerrilla. Estos trabajadores de salud, eran propuestos por las mismas comunidades; se escogían personas que pudieran leer y escribir, y que mostraran algún liderazgo y compromiso con la comunidad.

En Salud, surgieron iniciativas que permitieron a la población atender sus problemas más comunes de salud, resolver el abastecimiento y potalización del agua y la eliminación adecuada de la excretas; mejorar sus práctica de higiene, saneamiento y alimentación dentro de sus limitaciones, en un ambiente hostil para vivir ocasionado por el conflicto armado que se desarrollo entre 1980 y 1992. En las zonas, menos afectadas por el conflicto fue la iglesia católica la que se encargó en sus inicios de la formación de los promotores/as y de abastecer los dispensarios con un cuadro básico de medicamentos.

La mayoría de esos promotores/as eran personas comprometidas con su comunidad y con la iglesia como alfabetizadores, catequistas y celebradores de la palabra. Algunos de ellos con más de una responsabilidad y todo lo realizaban de forma voluntaria.

A partir de 1981, se agudizaron las formas de represión a la población entre ellas a través de los desplazamientos forzados como masacres y desaparecimientos, lo cual obligó a la población a migrar a los países vecinos, principalmente Honduras. Esta migración dio lugar al aparecimiento de campamentos de refugiados bajo la tutela de ACNUR. En estos campamentos la población refugiada se organizó y estructuró en diferentes áreas de trabajo: producción de alimentos, salud, educación, seguridad, talleres y otros, donde se desarrolló una amplia participación social. Se abordaban los principales problemas y se tomaban las decisiones de manera colectiva.

Después de permanecer por más de siete años en los refugios, la población inició la lucha para retornar a sus lugares de origen, acompañados por organizaciones populares salvadoreñas, la iglesia católica de Honduras y El Salvador, voluntarios internacionalistas y ACNUR. En 1988 en plenos enfrentamientos armados se dieron los primeros retornos.

Desde su llegada la población de estas comunidades repobladas continuaron organizadas y potenciaron el trabajo colectivo y voluntario. Se impulsó la educación popular dando lugar a las “Escuelas Populares” y a la Salud, a través de equipos comunitarios de salud, integrados por promotores/as de salud, parteras y sanitarias de la guerrilla que se iban incorporando a las comunidades. Esto dio lugar a una amplia red de promotores de salud en diferentes partes del país articulada a las diferentes formas de organización de las comunidades apoyadas por algunas ONGs, organismos internacionales, grupos de solidaridad y la Iglesia Católica y Luterana.

Esas formas de organización no fueron reconocidas por los gobiernos de turno y se mantuvieron y desarrollaron por las mismas comunidades, durante el conflicto armado y posterior a los Acuerdos de Paz firmados en 1992. En estas comunidades las directivas comunales coordinaban de forma directa con los equipos de salud, a través de un responsable como enlace. Lo fundamental de esta organización social era la participación social y la toma de decisiones de manera colectiva, priorizando los problemas que más les afectaban. Se organizaban reuniones intersectoriales y asambleas comunitarias donde se abordaban las diferentes problemáticas de la comunidad, donde todas y todos asumían compromisos y participaban en la búsqueda de solución de los problemas.

Un análisis de los resultados de esa experiencia a la luz de las metas y propuestas contenidas en declaraciones como Lalonde, Alma Ata, Otawa y siguientes, nos muestran la viabilidad de dichas propuestas, corroboradas a través de resultados, ausencia de mortalidad materna por más de quince años y de muertes infantiles prevenibles a partir de 1997 entre los muchos indicadores de salud positiva. Esto pese a no contar con el soporte oficial que en gran parte del tiempo fue sustituido por una solidaridad tanto nacional como internacional profundamente comprometida.

En ese período de la post guerra el país asistió a un intenso activismo en el cual la lucha por la elevación de las condiciones de salud de la población salvadoreña fue eje central y en particular la profundización de la participación social y la promoción de la salud ocuparon lugar importante.

Para el inicio de la década del 2000 la salud se convierte en tema central y es así como se generan una serie de movilizaciones sociales y propuestas de reformas de salud provenientes de organizaciones gremiales, profesionales y académicas que no son del beneplácito del gobierno en funciones, más aún en ocasiones el sector oficial fue parte de la construcción de propuestas de reforma con el apoyo de la cooperación internacional pero dichos documentos no fueron operacionalizados.

Una apertura política del país genera la posibilidad de una Reforma de Salud que incorpora criterios básicos del pensamiento en salud de la Medicina Social Latinoamericana, como propuesta del partido tradicionalmente de oposición que gana las elecciones y toma posesión en el año 2009. Esta administración plantea la Participación Social en Salud como eje de su política en el contexto de una Reforma de Salud que establece como estrategias: Construir un sistema nacional de salud basado en la atención primaria de salud y como otra de sus estrategias esenciales la participación social y comunitaria.

Esta es la situación que este pequeño país vive y trata de consolidar en el contexto de una región que pretende alcanzar un modelo de Estado y sociedad en busca de su futuro desenvolvimiento.
MUCHAS GRACIAS

María Isabel Rodríguez
A los 17 días del mes de octubre de 2014
Centro Brasileiro de Estudos de Saúde
Rio de Janeiro, Brasil