La parabola de Inglaterra
Por Mario Rovere *
Como si se tratara del dictamen condenatorio del tribunal de La Haya, los diarios liberales de nuestro país se lanzaron a difundir la noticia que The Economist, una influyente revista británica de difusión mundial, sacó a la Argentina en su tapa de esta semana con la figura de Messi de espalda y con un indubitable deseo didáctico títuló “la Parabola de Argentina; que es lo que otros países pueden aprender de un siglo de decadencia”.
Resulta obvio que estos diarios, que asumen que nadie irá a leer la nota, menos un en inglés, no han intentado realizar un mínimo análisis del discurso para dilucidar el artículo en donde predominn dos temas de una evidencia abrumadora. La nota, que no está destinada a la Argentina sino a los lectores de otros países, devela el elevado temor que, desde un fundamentalismo neoliberal, el ejemplo de argentina (el mal ejemplo según The Economist) se esté extendiendo a todo el mundo incluyendo el sur de Europa.
Al mismo tiempo la nota parece en buena medida escrita por un medio que lejos de parecer vocero de sectores dominantes parece expresar a un país muy alarmado, sino asustado, por fenómenos peligrosos que están sucediendo en el resto del mundo. No se trata de una preocupación por la democracia porque el artículo no omite alabar a los generales chilenos de la década del 70 por sus “exitosas opciones económicas”. Lo curioso es que para calificar los fenómenos que los espanta se utiliza el adjetivo de peronistas a un conjunto de ideas populistas “económicamente analfabetas” que estarían influyendo nada menos que –entre otros- a Rusia, a Brasil, a Italia (a la que califica de petulante), a Grecia (en las faldas de una Eurozona que puede fallar), a Turquía, a China y a India.
Las frases para estos últimos países merecen ser colocadas en moldes de bronce: “…el autócrata Tayyip Erdogan –en Turquía- está fusionando a Evita con el Islam” “En demasiadas partes del Asia emergentes, incluida China e India, un capitalismo clientelista está a la orden del día, la inequidad está alimentando el mismo enojo que produjo el peronismo”.
En otras palabras The Economist ha utilizado como un constructo para definir la única alternativa económica a nivel mundial que puede contrastar al liberalismo con alguna posibilidad de éxito, suficiente como para asustarlos o amenazarlos, nada menos que a la Argentina.
El sentido didáctico de esta elección era obviamente mucho mayor y útil si esta nota quedaba asociada a la manifiesta esperanza que el golpe de mercado de diciembre 2013 enero 2014 derrumbara al gobierno por knock out.
Tal vez no fuera solo un deseo si consideramos la sospechosa sincronía y rapidez de esta nota con los hechos y si se incluye allí el protagonismo en el golpe de una Empresa tan emparentada con los intereses ingleses como la Shell.
¿es en consecuencia ésta nota una mala noticia?
Parece mas bien que es Inglaterra la que expresa la parábola de 100 años de su propia decadencia. Sería muy largo historizar la larga agonía de un país que otrora se constituyera en el centro de un Imperio, pero aunque parezca increíble el artículo comienza expresando la sensación de pérdida –para ellos- de una Argentina promisoria (que crecía a tasas mas altas que el sur de Europa) que operara como el lugar de los sueños de los jóvenes ingleses ambiciosos y emprendedores que parece según la revista que se debatían hace un siglo entre migrar a California –también criticada en el artículo- o a Buenos Aires.
La casa Harrods se incluye en la nota como un ejemplo de esta alternativa nada menos que con la referencia que “comenzó hace un siglo su imperio (sic) de ultramar eligiendo a Buenos Aires como primer destino” y luego su cierre en 1998 como un ejemplo para calificar al país sin matices como una ruina, seguramente comparada con lo que hubiera podido ser mas cerca de Inglaterra y con Harrods abierto.
La nota tiene intenciones seductoras para los argentinos bienpensantes para quienes no se escamotean elogios: parece que somos los mas elegantes o mejor parecidos, que el tango es la danza mas erótica del mundo aunque por nuestro bien nos advierten sobre el absurdo del hábito de quemar la mejor carne del mundo con nuestros asados y la preocupación por combinar peligrosamente los café expresso con las insalubres medialunas en nuestros bares.
Finalmente es muy revelador pensar en el imaginario de lectores que tienen los editores de The economist para tener que expresar como quien debe resignar un dogma liberal “finalmente los Gobiernos importan”.
Inglaterra se encuentra hoy desmantelando su otrora famosísimo Servicio Nacional de Salud y bien podría ser que los destinatarios de este didáctico número sean en realidad los propios ciudadanos ingleses que deben resignarse a perder estas y muchas otras estructuras de su Estado de Bienestar, no vaya a ser que su enojo termine alimentando raras ideas populistas.
Tal vez por eso no se animaron a poner a Maradona en la tapa de la Revista.
*Mario Rovere es médico argentino especialista en salud pública.